Hace una semana, en el Etihad Stadium, casa de los Citizens y Guardiola Boys, se jugó el partido de ida de esta emocionante semifinal. Los de Guardiola salieron de su casa con un solo gol de diferencia y con la sensación de no sentenciar la eliminatoria.
El Santiago Bernabéu, en otra noche mágica de fútbol, se llenó hasta los topes para recibir a estos dos grandes equipos Europeos. El Madrid tenía la obligación de terminar el encuentro con por lo menos dos goles de diferencia para llegar a la gran final.
Ancelotti sabía que tenía que atacar para lograr la remontada que toda la parroquia blanca esperaba. El encuentro comenzó con todas las expectativas propias de un duelo de semifinal. Ambos equipos fueron muy cuidadosos en su planteamiento.
El juego no explica las cosas que suceden en el Bernabéu. Por eso Pep Guardiola miraba al suelo, movía la cabeza, se rascaba, como un profesor chiflado. Lo hacía ya antes del partido. Algo presentía. Era el miedo de quien tanto conoce al Real Madrid. Lo sabe todo de su enemigo menos lo que no se puede saber, lo que no se ve, no se cuenta. Se vive, se siente. Quienes estuvieron en el Bernabéu podrán contarlo. Pase lo que pase en París, el camino de esta Champions es ya una epopeya en blanco.
Primero ante el PSG de Mbappé, después frente al Chelsea del oligarca Abramovich. Finalmente, contra el Manchester City, el ‘club-estado’ de Guardiola, el hombre que más había vencido en el Bernabéu, anticristo del madridismo cuya ciencia devoró Rodrygo, monstruo de la épica con cara de niño, en menos de dos minutos. Dos minutos de vida para citar con su ‘jour de gloire’ junto al arco de los vencedores al equipo más bonapartista, más imperial que existe: el Irreal Madrid.
La épica se vino en el segundo tiempo, cuando a los 73 minutos Mahrez marcó para el City. 0-1 en el marcador y el Madrid necesitaba en ese momento dos goles para igualar la eliminatoria. Los minutos transcurrían y el Madrid estaba eliminado.
Pero es que este equipo, no es el de los galácticos de Zidane, Cristiano o Sergio Ramos.
Ancelotti envió al terreno de juego a Marco Asensio, Vallejo, Lucas Vazquez, Ceballos, Camavinga y un tal Rodrygo, sustituyendo a piezas que se pueden considerar claves en los esquemas del entrenador Italiano.
Estos tiraron del carro , hasta que llegó el minuto 90. Aquí comenzó a gestarse lo inimaginable. Gol de Rodrygo que empató el partido. Faltaba un solo gol para igualar la eliminatoria. Parecía que no quedaba tiempo. Guardiola y su equipo ya se frotaban las manos con estar en la final.
Pero como siempre decimos en este medio, en el fútbol nada está escrito. Nada más ponerse el balón en juego, en cuestión de segundos, otro zarpazo de Rodrygo que hacía delirar al Bernabéu. 2-1. Eliminatoria igualada. Los dioses del fútbol eran blancos. Lo imposible estaba más cerca.
Llegaba el alargue. Había que definir un ganador. El Madrid ahora se veía más entero que su rival. En el minuto 95, el árbitro Sr Daniele Orsato, marca penalty a favor del Real Madrid, la tarea estaba por finalizar. Benzema , quien más, uno de los artífices de la epopeya blanca en esta Champions.
Definió a la derecha y gol. El marcador 3-1. Los de Guardiola no se lo creían y estaban en el alargue. Poco tiempo tenían para recuperarse. Los minutos se fueron y el marcador no volvió a moverse.
El Real Madrid eliminó al equipo estado de Guardiola. No valieron todos los millones y la gran inversión en jugadores . La Champions es una tarea muy difícil y se le sigue negando a todos los equipos de los millones. City, PSG.
Ahora, el Madrid de Ancelotti, el 28 de Mayo, se citará con el Liverpool de Kloop en París. No importa lo que suceda, este Madrid de Ancelotti será recordado como el equipo de la Epopeya Blanca, donde nada es imposible.
Muy buen resumen…mucha suerte tuvo Madrid y grandísimo curtious
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