Se respiraba en el ambiente previo a la gran carrera de MotoGP de Argentina de fin de semana, una sensación de momento histórico para este gran deporte del motor.

Todo comenzaba en el warm up, cuando un pletórico Aleix Espargaró sobre su Aprilia de la casa de Noale, advertía lo que podría suceder en la carrera de la categoría reina cuando rodaba el más rápido, vislumbrando lo que sería una gran victoria para el piloto español.

Llegó el gran momento de la carrera, veinticinco vueltas por delante donde Espargaró salía desde la pole, pero en la primera curva del circuito fue sobrepasado por Martín con su Ducati satélite del equipo Pramac Racing y su hermano Pol Espargaró con su Honda del Repsol Team, colocándose tercero, pero pronto recuperaría la segunda posición.

Empieza en este momento el recital de pilotaje español de Aprilia, demostrando su gran técnica sobre la moto. A 22 vueltas del final logra la vuelta rápida de carrera rodando segundo pegado a la rueda de la Ducati de Martín, metiéndole presión.

A falta de 19 vueltas se produce el único error en la carrera de Espargaró abriéndose demasiado en una curva y siendo rebasado por Rins con su Suzuki, pero al igual que lo sucedido en la primera vuelta vuelve a recuperar la segunda posición, y a falta de 14 vueltas vuelve a volar sobre el asfalto consiguiendo una nueva vuelta rápida, recortando algo de distancia con Martín.

Pero el destino de la carrera empezaría a escribirse en letras grandes en las últimas 10 vueltas, adelantando un final histórico como se presentía antes del inicio de la carrera.

Rodando ya muy cerca de Martín, el destino de Aleix empezaba a escribirse con un pilotaje de alto nivel de un piloto que cumplía 200 grandes premios sin ningún éxito, y en un primer intento serio de adelantar a Martín a 6 vueltas del final.

Parecía que se le resistía ese ansiado primer triunfo, pero justo una vuelta después, a 5 del final, en el mismo punto del circuito que en los anteriores, consigue sobrepasar a la Ducati de Martín para que su nombre y el de su máquina se inscribieran en el libro de las grandes gestas de este hermoso deporte.

Una vez primero, Aleix rodó hacia el éxito con un pilotaje exquisito sobre su Aprilia RS–GP, superando el podio logrado en la temporada pasada en Silverstone contra la Ducati oficial, pero en esta ocasión llevándose la primera victoria y su mayor éxito en MotoGP.

Tras la bajada de la bandera a cuadros, el podio lo completó un increíble Martín con su Ducati satélite, serio aviso para la marca italiana de Bolonia, donde una moto satélite rinde mejor que las oficiales.

El tercero en el cajón fue para Alex Rins y su Suzuki oficial, gran trabajo del piloto español y escudería japonesa, quedando por delante de su compañero de equipo Joan Mir.

Este gran premio MotoGP de Argentina quedará para la historia por varios motivos. En primer lugar, se logra el 24ª triplete español, volviendo a demostrar que la gran potencia en el mundo del motociclismo sigue en la escuela española.

Y en segundo lugar y no menos importante, la gesta de la primera victoria de un piloto extraordinario, un gran luchador que nunca se dio por vencido, que inició junto Aprilia el difícil reto de llevar a la marca italiana a lo más alto del podio de MotoGp.

Aleix Espargaró, ha hecho posible la unión perfecta entre piloto y máquina, un ADN común que los ha llevado a lograr, a Aprilia y a “su Capitano”, la primera victoria en MotoGP y liderato de la categoría reina del motociclismo mundial.

Nos espera un año apasionante tras tres carreras disputadas, donde la revolución de aquellos que no se les esperaban, han llamado a la puerta para quedarse y brindar al espectador de tan maravilloso espectáculo sobre dos ruedas, único en el mundo.